Preguntas y respuestas sobre nutrición infantil

Consultorio #1

Preguntas y respuestas sobre nutrición infantil

Primeros 1000 días (0-2 años)

Para producir una leche de calidad, necesitas comer cinco veces al día de forma balanceada. Una buena alimentación es clave para la producción de tu leche, dándote la energía extra que necesitas para nutrir a tu bebé. Tus comidas deben incluir todos los grupos de alimentos: cereales, menestras, carnes, frutas, verduras, huevos y lácteos. No olvides incluir dos comidas adicionales entre el desayuno, almuerzo y cena, como una ensalada de frutas o una mazamorra, para mantenerte con la energía que tu cuerpo y tu bebé necesitan.

La clave para aumentar la producción de leche no es solo comer más, sino asegurar que tu bebé se alimente bien y de forma frecuente. Mientras más lacte y más succione, más leche producirás. Además, para tener la energía necesaria para la producción de leche, te recomiendo comer cinco veces al día, con comidas balanceadas que incluyan todos los grupos de alimentos. También es importante que revises la técnica de lactancia para asegurar que tu bebé se agarre bien y vacíe tu pecho por completo.

Es normal que te sientas así, pero la leche materna siempre es el mejor alimento para tu bebé. Revisa tu técnica de lactancia, ya que un buen agarre y el vaciado completo del pecho son cruciales para una buena producción. Un agarre correcto implica que tu bebé coja toda la areola y no solo la punta del pezón. El estrés también puede influir en la producción. Intenta relajarte y pensar en tu bebé con amor, esto puede ayudar a liberar las hormonas que producen la leche. Si tienes dudas, consulta con un especialista.

La leche materna es el alimento más completo, y ningún otro puede igualarla. Sin embargo, si por una condición muy especial y con indicación médica no puedes amamantar, puedes usar una fórmula maternizada. Es fundamental que sea un médico quien te la recomiende, pues debe ser la adecuada para tu bebé y el seguimiento nutricional es clave para asegurar su desarrollo.

Sí, es muy importante seguir amamantando a tu hijo cuando está enfermo. La leche materna es el mejor aliado contra las enfermedades, ya que tiene principios bioactivos que fortalecen el sistema de defensas de tu niño. Amamantar lo ayudará a fortalecer su sistema inmunológico y a recuperarse más rápido.

Para mantener la lactancia al volver a trabajar, puedes extraerte y almacenar tu leche. Te recomiendo comenzar a hacerlo unas semanas antes para crear un "banco de leche". Para seguir produciendo, intenta extraerte leche cada 3 o 4 horas durante tu jornada laboral y almacena tu leche en recipientes adecuados y etiquetados con la fecha. Recuerda que la ley protege tu derecho a un espacio (un lactario) y tiempo para realizar esta acción.

Sí, el estrés es uno de los factores que pueden afectar la producción de leche. Para que esta fluya, es importante que estés relajada y tranquila. Antes de amamantar, puedes hacer cosas que te relajen, como escuchar música o pensar amorosamente en tu bebé. Incluso ver una foto u oler su ropita ayuda a liberar las hormonas que participan en la producción de leche.

La alimentación complementaria es la introducción de nuevos alimentos y líquidos, además de la leche materna, a partir de los 6 meses. Tu bebé la necesita porque a esta edad la leche materna por sí sola ya no es suficiente para cubrir todas sus necesidades nutricionales. Es un momento clave para asegurar que tu pequeño siga desarrollándose de forma saludable.

A los 6 meses, tu bebé puede empezar a comer dos veces al día. La cantidad debe ser de dos a tres cucharadas soperas. Los alimentos deben ofrecerse bien aplastados en forma de papilla, puré o mazamorra, y no licuados. Los primeros alimentos pueden ser hígado, sangrecita, bazo, sémola, quinua, papa, camote, zapallo, zanahoria y brócoli.

Para empezar, te recomiendo ofrecerle tres grupos de alimentos en sus purés: de origen animal (hígado, sangrecita), cereales o tubérculos (papa, quinua) y verduras (zapallo, zanahoria). Además, agrega una cucharadita de aceite vegetal o mantequilla. Es fundamental tener una buena higiene: lávate las manos, utiliza utensilios limpios y agua segura. No guardes la comida que tu bebé no termina porque se puede descomponer.

2 a 3 años

A partir del año de edad, tu hijo puede tomar leche evaporada. Para que se adapte mejor, puedes establecer horarios para que la lactancia solo sea en las mañanas y por las noches, pero no la suprimas. Dale leche evaporada dos veces al día en tomas de 8 a 9 onzas, o tres veces al día con tomas de 5 a 6 onzas cada una.

Muchos niños tienen una lactancia mixta y se desarrollan bien. Lo importante es que observes la cantidad de fórmula que consume. Si toma más fórmula, podría tener una mayor probabilidad de desarrollar sobrepeso u obesidad.

La cantidad de comida que consumen los niños aumenta a medida que crecen. Para saber si es suficiente, fíjate en su crecimiento y desarrollo general. Como guía general, a partir de los dos años, tu hijo debe consumir unas 12 cucharadas de comida o más.

No es recomendable que le des papillas envasadas, ya que pueden causar un problema de malnutrición porque no tienen todos los nutrientes necesarios. Estos productos pueden ser altos en azúcares, grasas y sal, lo que puede contribuir al sobrepeso y la obesidad. Siempre será mejor una alimentación natural, balanceada y variada.

Puedes empezar a introducir las menestras a partir de los 8 meses. Al principio, deben estar coladas y sin cáscara para una mejor digestión. Conforme tu hijo crezca, sobre todo después del año, ya puede comerlas con la cáscara. Las menestras son una excelente fuente de energía y proteínas, por eso son importantes en su dieta.

Puedes darle pescado de 2 a 3 veces por semana o incluso más, si tienes un acceso constante a este alimento fresco.

Si tu hijo tiene anemia, es vital que siga el tratamiento médico y nutricional. El tratamiento médico incluye el consumo de jarabe o gotitas de hierro durante 6 meses. En cuanto al tratamiento nutricional, debes incluir diariamente alimentos ricos en hierro como sangrecita, bazo, hígado, bofe, carne de res, corazón, mollejitas y pescados oscuros como el jurel o la caballa. Para que absorba mejor el hierro, acompáñalos siempre con algo cítrico.

El consumo de la sangrecita y el bazo es muy recomendable a partir de los 6 meses. Son alimentos ricos en hierro y fundamentales para prevenir la anemia, una enfermedad que puede ocasionar problemas en el desarrollo del cerebro.

La sangrecita debe cocinarse por un tiempo de 10 a 15 minutos. Un buen consejo es que la cocines a fuego lento, y puedes revisarla con un tenedor para asegurarte de que ya esté cocinada por dentro. Si vas a usarla en preparaciones saladas, puedes cocinarla con orégano y hierbabuena. Si es para postres, usa canela y clavo.

Ambos hígados son excelentes fuentes de hierro. El hígado de pollo y el hígado de res son buenos aliados alimentarios en la prevención de la anemia.

3 a 5 años

Para que tu hijo acepte nuevos alimentos, hazlo de forma gradual y divertida, sin forzarlo. Puedes ofrecérselo de nuevo días después, en una preparación diferente. Un pequeño truco es incluir el nuevo alimento en las preparaciones que más le gustan.

Para prevenir la anemia, debes incluir en su dieta alimentos ricos en hierro de origen animal. Las menestras también tienen un aporte regular de hierro. Puedes ofrecerle sangrecita, bazo, bofe, hígado, corazón, mollejitas, carne de res y pescados oscuros (caballa o jurel). Para aprovechar mejor el hierro de las menestras, acompáñalas siempre con algo cítrico.

El consumo de hierro es vital, ya que su deficiencia puede causar anemia. La anemia tiene muchas consecuencias negativas en la vida de los pequeños. Estas consecuencias son: afecta el desarrollo cerebral, retrasa el crecimiento, disminuye su respuesta ante las enfermedades y provoca bajo rendimiento cognitivo. Por eso, es fundamental incluir alimentos ricos en hierro diariamente en su dieta.

Los niños, desde los 6 meses hasta los 8 años, necesitan 11 miligramos de hierro por día para crecer y desarrollarse de manera saludable.

El sulfato ferroso es recomendado como parte del tratamiento para la anemia, cuyos síntomas son el bajo apetito, la palidez y el incremento del sueño. Es crucial que continúes el tratamiento. El tratamiento se recomienda por 6 meses seguidos para que el niño pueda mejorar sus reservas de hierro.

Para que tu hijo absorba mejor el suplemento de hierro, debes dárselo separado al menos 2 horas de las comidas principales. También es muy recomendable que lo acompañes con algo que contenga vitamina C, como un cítrico, ya que esto ayuda a que el cuerpo lo aproveche mejor.

Las menestras son una excelente fuente de energía y proteínas. Te recomiendo que tu hijo las consuma de 2 a 3 veces por semana. Para aprovechar al máximo el hierro que contienen, acompáñalas siempre con algo cítrico, como un refresco de limón, un jugo de naranja o una ensalada con tomate y limón.

No te recomiendo licuar las menestras. Si las cascaritas le caen mal, es mejor que las cueles o le retires la cáscara a aquellas que lo permitan, como los pallares. También puedes probar con menestras que no tengan cáscara, como las arvejeras verdes.

Te sugerimos que, a partir de los 2 años, la porción sea de 12 o más cucharadas de alimentos.

Es importante que tu hijo consuma agua pura en lugar de bebidas azucaradas, ya que estas últimas pueden llevar a la malnutrición, el sobrepeso y la obesidad.